sábado, 23 de agosto de 2008

Azulejos antiguos, vuelven para quedarse.

Las opciones son muchas. Años y años de laboriosos diseños cubren los lugares que han conservado la historia de su construcción y su estructura. Se utilizaron diferentes colores, esmaltes y técnicas para lograr los acabados en donde ahora se plantan los guías turísticos con su clientela de mirones. Muchas familias de ceramistas y decoradores murieron sin ver sus trabajos terminados. Pero tendrían peor muerte ahora, si al levantarse encontraran que con todas las técnicas, materiales y maquinaria de alta presición, los diseños rayan en lo cotidiano. la exclusividad no existe y el arte se va por la alcantarilla en cada construcción minimalista de Buenos Aires, en donde alta decoración es colocar dos cañas cruzadas en un balcón y enterradas en un macetero de cemento cuadrado como el cuadrado que decoró. Sin palabras. Lo bueno vuelve porque siempre se conservó. Lo barato sale caro y lo caro termina saliendo económico, ecuación que se construye al revés en las nuevas edificaciones.