Azulejos antiguos, vuelven para quedarse.
Las opciones son muchas. Años y años de laboriosos diseños cubren los lugares que han conservado la historia de su construcción y su estructura. Se utilizaron diferentes colores, esmaltes y técnicas para lograr los acabados en donde ahora se plantan los guías turísticos con su clientela de mirones.
Muchas familias de ceramistas y decoradores murieron sin ver sus trabajos terminados.
Pero tendrían peor muerte ahora, si al levantarse encontraran que con todas las técnicas
, materiales y maquinaria de alta presición
, los diseños rayan en lo cotidiano. la exclusividad no existe y el arte se va por la alcantarilla en cada construcción minimalista
de Buenos Aires, en donde alta decoración es colocar dos cañas cruzadas en un balcón y enterradas en un macetero de cemento cuadrado como el cuadrado
que decoró.
Sin palabras. Lo bueno vuelve porque siempre se conservó. Lo barato sale caro y lo caro termina saliendo económico, ecuación que se construye
al revés
en las nuevas edificaciones.